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La extensión del silencio como una hilera de polvo

se contagió de su aridez / sus ojos se hicieron arena

enero 29, 2022 Por Sebastián Miranda Brenes

Antropoceno

Después de la devastación
caminó por el desierto
se sentó a la orilla de un peñasco
miró el vació entre las ruinas
la extensión del silencio como una hilera de polvo

la paralizó su supuesta quietud
lo inerte de la planicie
la sequedad que partía los labios

se contagió de su aridez
sus ojos se hicieron arena
su cuerpo se fue desboronando
se hizo parte del suelo
y se arrastró hasta la tumba de sus maestras
que la abrigaron bajo su sombra
mientras susurraban sus nombres pasados
y expiaban sus culpas

después de habitar
en los vestigios de un mar antiguo
Ella
abandonó sus deseos bajo tierra
arrancó sus verdades
y las enterró en nidos de serpientes

se topó con las diosas que llevaban sus ojos
le hablaron como un demiurgo
le descifraron el lenguaje de la destrucción
y el dolor de las especies muertas

la tomaron en brazos
y la dejaron a la orilla de un riachuelo
donde sació la sed de meses

Ella
comprendió
que después del colapso
todo renace
en vez de extinguirse

Zopilote Rey

Suspendido
al lado de una nube
vigilo el fluir del aire

mis alas se extienden
se impregnan de supremacía
e irradio la energía de una estrella

desde lo alto
abrazo al mundo
y lo contemplo decepcionado

nadie recuerda
mi tiempo de guerrero
ni de dios
ni cómo transcendí
para ser el protector
de una especie que falló

seres que ignoraron
el signo mágico en mi cabeza
y como carroñeros
caminaron
devorándolo todo
hasta comerse
su propio espíritu

Ermitaño

soy un sobreviviente
me arrastro por la playa
errático
sin coraza
sin lugar donde habitar

busco proteger mi cuerpo de la rapiña y del sol
evito extinguirme

dejo líneas en la arena
un alfabeto que el viento borra
pero el mar no olvida

camino desnudo
prueba que vivo en un lugar enfermo

bordeo piedras y botellas
subo por troncos y latas
hasta encontrar refugio
en una concha quebrada

añoro el tiempo cuando la playa
estaba poblada por miles de mis hermanos
que al crecer nos heredaban sus casas
y al caminar
hacían resonar la hojarasca
al igual que la lluvia

Gusano

Ante la amenaza de un gallo
me envuelvo en espiral

tiemblo
me convierto en una roca
al lado del camino

ante los picotazos
huyo
añorando unas alas
o ser raíz
o emitir un grito que no heredé

me escabullo entre el césped
hasta que encuentro
en el follaje
un lugar seguro

OLVIDARON SABERME VIVA
con mi sangre circulando
como corriente submarina

el mar es mi arteria
que enrojece los labios
y mantiene el calor de las manos
que como magma
edifica nuevos territorios

me olvidaron viva
y saberme llena de frutos
donde hierve un líquido
que hidrata al mundo
como el agua colada entre raíces
después de la lluvia

olvidaron sentir mi viento
que en el pecho se dibuja como tormenta
y saberme viva
cuando desarmo el follaje
que cae en silencio
en medio del bosque

olvidaron saberme
dentro de un volcán
que me agrieta la piel
y que viva
espero a que florezcan las hortensias y los girasoles
me olvidaron cubierta de nubes
saberme río
bajando purificada de la cordillera
hasta llegar al mar
donde desemboco
viva
con un aliento de sol

Ofrenda

Dejo mi corazón
en la colada de lava
de una reciente erupción
que dejó todo desértico

lo dejo entre basaltos
para protegerlo de carroñeros
y del sol

para que solo lo bañe la lluvia
y lo cubra el polvo del magma erosionado

planto mi corazón
entre la roca volcánica

no para que sea fósil
ni para que futuros arqueólogos declaren
«he aquí el corazón
de un ser esperanzado»
No
me niego a que sea objeto de museo
o una pieza de huaquero

por el contrario
les ofrendo mi corazón
ante esta colina devastada
para que sea la primera semilla
para que sea soporte de la primera raíz
o el primer sustento de una nueva tierra

no espero que florezca
ni que se convierta en una gran ceiba

no espero que sea el centro de la vida
ni reconocido como símbolo de fertilidad

simplemente
lo dispongo entre estas ruinas
para que se cubra de musgo
mientras me siento en la llanura
a contemplar
―con mi pecho vacío―
como ustedes renacen
entre el bosque.

 ———————————-

Sebastián Miranda Brenes (1983, San Pedro de Barva Heredia). Escritor, gestor ambiental y cultural. Docente de Gestión Ambiental del Instituto Nacioanl de Aprendizaje (INA) y de la Universidad de Costa Rica.
Ensayos y parte de su obra poética ha sido publicada en diferentes revistas digitales.
En el 2013 publicó su libro Antimateria, dentro de la Colección Cuadernos AmerHispanos, en San Luis Potosí; México. Publicado nuevamente en el 2014 por la editorial Public Pervert, Chiapas, México. Publicó el libro El sudor de la morfina (Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica 2020), y en el 2022 publicó Luminiscencia en coedición con Fruitsaladshaker ediciones, Costa Rica y New York Poetry Press.

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